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Si bien es cierto que las publicaciones que existen en torno al ámbito de la traducción son numerosas, resulta poco habitual encontrar una monografía en la que la parte teórica y la parte práctica coexistan en perfecta armonía. En este sentido, la obra de Rico Pérez se presenta como una aproximación novedosa al campo de la traducción, cuyo objetivo es conducir al lector por un recorrido a lo largo de esta profesión desde una doble perspectiva teórico-práctica. Por un lado, el lector tiene a su disposición aquellas secciones ligadas a la praxis, en las que se dan a conocer los diferentes escenarios de la realidad de la traducción en el mercado laboral y, por otro lado, todos estos datos se complementan y quedan respaldados por los fundamentos teóricos y la revisión bibliográfica del saber de la traducción y, por tanto, de ser traductor.
Fundamentos teórico-prácticos para el ejercicio de la traducción se divide en tres partes que recogen un total de trece capítulos. Así, la primera parte del libro (capítulos 1 a 4) está dedicada a la traducción vista desde una perspectiva profesional; a continuación, la segunda parte (capítulos 5 a 9) aborda la práctica de la traducción con especial hincapié en la importancia de la revisión y la gestión de la calidad; y, por último, pero no menos importante, la tercera parte del libro (capítulos 10 a 13) se centra en la traducción como sujeto teórico, vista desde cuatro modelos: el cognitivo, el textual, el comunicativo y el feminista.
Antes de adentrarnos en detalle en los distintos capítulos de esta monografía, estimamos oportuno dedicarle una especial mención al punto de partida del libro, que brinda al lector una definición fundamental en el ámbito de la traducción: traducir va más allá de la palabra o del mero hecho de saber idiomas; es un trabajo complejo que, como tal, requiere de unos conocimientos concretos y de la adquisición de una serie de competencias y habilidades. Con esta premisa como presentación, iniciamos el recorrido teórico-práctico de los fundamentos de la traducción de Rico Pérez.
La primera parte de la obra se divide en cuatro capítulos. Como hemos mencionado anteriormente, en este apartado inicial se trata la traducción desde el punto de vista profesional. En el primer capítulo, la autora señala que la profesión de la traducción ha evolucionado en los últimos años y, donde antes se entendía como un acto solitario e individual, ahora nos encontramos ante una industria donde el traductor necesita de otras figuras para llevar a cabo su labor. Este cambio, propiciado por la globalización y el avance de las nuevas tecnologías, ha dado lugar no solo a nuevos perfiles profesionales, sino también a nuevas herramientas para el ejercicio de la traducción y el asentamiento de una modalidad de trabajo que se ha generalizado en los últimos tres años como consecuencia de la pandemia de COVID-19: el teletrabajo.
El segundo capítulo de esta primera parte trata, precisamente, de los perfiles profesionales de la traducción. En cuanto al traductor, la autora parte de los dos tipos de traductores que existen: el que trabaja contratado por una empresa (asalariado) y el que trabaja por cuenta propia (autónomo). En este apartado, sobre todo si se tiene en cuenta que la mayoría de los traductores pertenecen al segundo grupo, consideramos fundamental señalar lo interesante que resulta que la autora haya tratado aspectos como las tarifas, cómo calcular los costes de una traducción y cómo hacer una factura o darse de alta como autónomo en España. Por otro lado, también nos gustaría señalar la visibilidad que le da la autora a las nuevas salidas profesionales de la traducción, que cada vez están más en demanda, como el gestor de proyectos de traducción, una nueva figura dentro de las agencias de traducción.
El tercer capítulo que compone esta primera parte del libro trata sobre el ejercicio de la traducción en las instituciones. De nuevo, este capítulo resulta especialmente interesante para el alumnado universitario que se pregunta qué opciones laborales existen en cuanto a la Administración Pública del Estado español, a la Unión Europea y a las Naciones Unidas. Además, la autora explica con detalle el proceso y los requisitos de acceso de cada una de estas opciones.
El último capítulo de esta primera parte de la traducción como salida profesional aborda un campo esencial en la práctica de la traducción: la ética. Cada vez resuena con más fuerza la ética en traducción en congresos y seminarios de nuestro campo, y, dado que es fundamental en la profesión, no es de extrañar que se haya dedicado un capítulo íntegro a tratar los principales aspectos para una ética de la traducción, los códigos deontológicos en las asociaciones de traducción y, por supuesto, la ética de la traducción llevada a la práctica, quizá la parte más compleja para el traductor.
La segunda parte de la obra se compone de cinco capítulos y, como hemos mencionado anteriormente, se centra en la definición de conceptos clave de la Traductología con el fin de abordar la importancia de la revisión y de la gestión de la calidad. Asimismo, se presentan las herramientas de apoyo a la traducción con una especial mención a dos servicios relativamente recientes y cada vez más demandados: la traducción automática y la posedición.
Así pues, la segunda parte arranca con el quinto capítulo dedicado a la revisión de la teoría de la traducción. Se tratan aspectos como la noción de equivalencia, los métodos, las técnicas y las estrategias de traducción, así como los problemas relacionados con el ejercicio de la traducción. En este capítulo, la autora presenta las ideas de otros autores del sector, como Hatim y Mason (1990), Hurtado Albir (2018) y Nida (1959), por citar algunos ejemplos.
El sexto capítulo pone en relieve la importancia de la revisión en el proceso de traducción. De nuevo, el revisor es una figura profesional diferente al traductor y, por tanto, son servicios diferentes, con distinta tarificación y que requieren de habilidades bastante dispares. La autora nos presenta también los conceptos de calidad y fidelidad, íntimamente ligados, si bien es cierto que el capítulo se centra más en la noción de la calidad y en los distintos modelos de calidad en traducción.
El séptimo y el octavo capítulo tratan sobre los principales recursos de apoyo a la traducción: los diccionarios y la documentación. En el capítulo sobre los diccionarios, además de una explicación sobre la estructura y el contenido de los mismos y de los tipos de diccionarios disponibles en el mercado, la autora pone en relieve el papel fundamental que tiene y que ha tenido el traductor en la creación de los diccionarios. Al hilo de que la respuesta no siempre la encontramos en el diccionario, en el siguiente capítulo se presentan los distintos recursos clave, como los repositorios de información en internet y las diferentes fuentes de información terminológica, gramatical y especializada (de nuevo, más allá de los diccionarios). Nos parece de especial interés la última parte de este capítulo, donde se explica cómo perfeccionar la búsqueda en internet para que sea más efectiva y qué criterios debemos seguir para evaluar la información que se encuentra en internet y comprobar que es de calidad.
Como colofón de esta segunda parte, el noveno capítulo aborda las herramientas TAO (Traducción Asistida por Ordenador), donde la autora hace hincapié en cuatro componentes: los corpus textuales, las memorias de traducción, los sistemas de gestión terminológica y la traducción automática (TA). El lector encontrará de especial interés esta última parte, donde se explican los diferentes tipos de TA existentes y el nuevo servicio que surge a raíz de la TA: la posedición (PE), es decir, la revisión humana de un texto traducido a partir de un motor de TA. Se trata de una actividad reciente que, de nuevo, se escucha cada vez más en los seminarios de traducción y que siempre va acompañada de cierta controversia.
La tercera parte del libro está compuesta de los cuatro capítulos finales, donde se estudia la traducción como elemento teórico; esto es, desde el paradigma cognitivo, el textual, el comunicativo y el feminista.
El décimo capítulo se centra en el modelo cognitivo o, lo que es lo mismo, en el hecho de que el traductor necesita realizar una serie de operaciones mentales, el «proceso traductor», (p. 97) y tener una serie de capacidades para llevarlo a cabo de manera correcta, la «competencia traductora» (p. 97). Como ocurre en anteriores capítulos, la autora presenta una revisión de la bibliografía existente en cuanto a los modelos interpretativos de la traducción y a la competencia traductora, de modo que supone un capítulo enfocado a una parte fundamentalmente teórica.
El undécimo y el duodécimo capítulo siguen en esta línea más teórica y profundizan en la traducción entendida desde el paradigma textual y en los modelos comunicativos de traducción, respectivamente. En primer lugar, desde el punto de vista textual, la autora hace especial énfasis en tres elementos: la coherencia, la cohesión y la progresión temática. En el siguiente capítulo, la autora presenta la complejidad de la traducción como acto comunicativo, sus diferentes dimensiones y cierra el capítulo con la traducción como comunicación intercultural. Explicada de forma estructurada, clara y mediante ejemplos, el lector no tendrá ningún tipo de problema para seguir la información que se presenta, entenderla y llevarla a la práctica de la traducción.
Por último, la obra cierra con el que, a nuestro parecer, es el capítulo más innovador de esta monografía: la traducción vista desde la perspectiva feminista. La autora realiza un recorrido por los estudios de género en Traductología, hace partícipe al lector de las estrategias de traducción desde el feminismo, agrupa las críticas a la traducción feminista y, por último, explica el concepto de la tercera ola de traducción feminista. Este último capítulo supone el broche de oro de una lectura fresca, que combina lo tradicional con lo novedoso, y que, sobre todo, está en línea con la realidad de las nuevas tecnologías, la demanda del mercado laboral y el panorama de actualidad del campo de la traducción.
A lo largo de sus trece capítulos, y a través de esta doble modalidad teórico-práctica que hemos mencionado a lo largo de esta reseña, la autora nos invita a conocer la realidad profesional de la traducción sin perder de vista la base teórica sobre la que se asienta. Aunque la figura central sigue siendo el traductor, Rico Pérez lanza a la palestra los nuevos perfiles profesionales que surgen de la evolución de la propia labor traductora, como el revisor, el maquetador, el poseditor y el gestor de proyectos de traducción.
Estamos ante una monografía en la que el lector, sobre todo si todavía se encuentra en las aulas universitarias, aprenderá sobre aquello que no se suele incluir en los planes de estudio curriculares: cómo preparar una factura, qué es lo indispensable en la oficina de un profesional autónomo, cuáles son las salidas profesionales de la traducción, cuál es la diferencia entre una empresa y una agencia de traducción o qué significa una tercera ola de traducción feminista. Como se desprende de estos ejemplos que podemos encontrar en Fundamentos teórico-prácticos para el ejercicio de la traducción, la autora abarca un amplio abanico de temas candentes y de actualidad, y los respalda con su correspondiente parte de capítulos teóricos, lo que hace que esta lectura sea imprescindible para toda persona que pertenezca o que se encuentre en ciernes de pertenecer a este maravilloso y complejo mundo de la traducción.
Appendices
Bibliografía
- Hatim, Basil, Mason, Ian (1990): The Translator as Communicator. Londres: Routledge.
- Hurtado Albir, Amparo (2018): Traducción y traductología. Introducción a la traductología. Madrid: Cátedra.
- Nida, Eugene (1959): Principles of translation. In: Reuben Arthur Brower, ed. On Translation. Cambridge: Harvard University Press, 11-13.